lunes, 22 de noviembre de 2010

La Hidrosfera

Así se denomina la parte del planeta ocupada por agua líquida (océanos, mares, lagos, ríos, faldas subterráneas…) y sólida (casquetes polares, glaciares y banquisas) un elemento que se extiende desde casi 8 km de altura (en la cima de las montañas más altas) hasta casi 11 km de profundidad (las fosas oceánicas). El agua de la hidrosfera está en continuo movimiento: corrientes, olas y mareas agitan mares, lagos y ríos, los glaciares se deslizan por las montañas, los iceberg flotan a la deriva empujados por el viento y las corrientes, y miles de riachuelos atraviesan las rocas, horadan grutas y disuelven sales en su camino hacia el mar.

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Así, la hidrosfera modela la litosfera, la erosiona, transporta los detritos y los acumula hasta formar nuevas estructuras geológicas.
Dado que el agua tiene un elevado calor específico, la hidrosfera constituye un enorme depósito de calor e influye de forma determinante en los climas y los vientos de las tierras emergidas.

MARES Y OCÉANOS

Los mares son grandes masas de agua salada delimitadas por archipiélagos, grandes islas o penínsulas, o berrados por tierras relativamente cercanas entre sí. También hay grandes lagos de agua dulce que son muy extensos, profundos e importantes desde el punto de vista ambiental. Los océanos, mucho mayores, dividen los continentes y normalmente alcanzan una profundidad superior a la de los mares, cubren las plataformas continentales, en otras palabras, las zonas de fondos comprendidos entre el continente y la dorsal continental, un abismo sumergido con los pies en las grandes llanuras abisales.

La hidrosfera en números

Aunque mares y océanos estén unidos, pueden variar en cuanto a salinidad, densidad y temperatura. Ya sea por la fuerte evaporación o porque las sales se disuelven más fácilmente en agua caliente, las aguas tropicales son más saladas que las de los mares fríos o de las zonas cercanas a la desembocadura de grandes ríos. La salinidad más elevada es la del mar Rojo, con más del 40%, y la más baja, la del Báltico, con un 5%.

Mares y océanos se subdividen en función de la profundidad en zonas con características bastante homogéneas:
La zona enfótica (del griego eu, «bien», y fotós, «luz») comprende la primera capa, poco profunda, donde llega la luz solar; aquí viven muchas plantas y la oxigenación es máxima. Según la profundidad, se divide en zona hemipelágica (0-50 m de profundidad) y en zona mesopelágica (50-200 m), donde sólo llegan los rayos ultravioletas y la vegetación se reduce a las algas de color marrón rojizo.

La zona afótica («sin luz») comprende el resto del agua. Aquí la oscuridad es total. Según la profundidad, se subdivide en zona infrapelágica (200600 m de profundidad), rica en nutrientes por la cercanía de las costas y de la zona eufótica y poblada con mucha fauna íctica, y la zona batipelágica (2.500-11.000 m), casi desierta.
La presión del agua es proporcional a la profundidad y aumenta a razón de 10.000 hPa cada 10 m. A 200 m bajo el nivel del mar, cada centímetro cuadrado de superficie soporta un peso de 20,46 kg.

La temperatura decrece de forma irregular, con notables diferencias en función de la latitud: en el ecuador, la temperatura media superficial es de 30 °C, y baja a 15 °C a -250 m, a 8 °C a -500 m, a 5 °C a -1.000 m, y se estabiliza alrededor de los 5-0 °C a 4.000 m de profundidad. En el ecuador, la temperatura de la superficie polar, se registra a 4.000 m de profundidad.

Corrientes Marinas


LAGOS Y RÍOS

Los lagos constituyen importantes reservas de agua dulce. En función de su origen se dividen en lagos volcánicos, con forma circular; glaciares, irregulares y alargados; tectónicos, irregulares, producidos por los movimientos de la corteza terrestre (por ejemplo, el mar Muerto); costeros, formados también por agua salobre; cársticos; pelágicos, si son los restos de antiguos mares o golfos (como el mar Caspio); de aluvión, de barrera natural o artificial.

Los ríos pueden alimentarse de las precipitaciones atmosféricas (torrentes) o de los glaciares, caracterizados por un flujo constante de agua.
La cantidad de agua que circula por segundo a través de una sección de un curso de agua se llama caudal, y se mide en metros cúbicos por segundo (m3/s): es máximo durante el deshielo y mínimo en los periodos secos. Los afluentes que forman parte de la misma cuenca hidrográfica contribuyen al caudal.



Freddy Vallenilla
CRF

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